Salud del Labrador Retriever

 

A pesar de lo que pueda parecer, el Labrador Retriever es una de las razas más saludables, atléticas y con buena salud; todas las enfermedades de las que vamos a hablar se producen en muchas otras razas, pero quizá el éxito en la cría del labrador en Gran Bretaña y EEUU, donde es una de las razas más populares, hacen que tengamos un mayor conocimiento de las enfermedades que pueden padecer, lo que no significa que sean más frecuentes en esta raza.

Displasia de Cadera

La displasia de cadera  es la enfermedad de carácter hereditario más conocida por propietarios, criadores, y veterinarios, y afecta  a un gran número de razas de tamaño medio y grande. Los animales afectados presentan un desarrollo anómalo de la articulación coxofemoral, con una inadecuada coaptación entre la cabeza del fémur y el acetábulo, lo que causa un desgaste prematuro de los cartílagos articulares. Este defecto en la conformación desencadena unos cambios de tipo artrítico causantes del cuadro sintomático de la enfermedad.

La etiología de la enfermedad es poligénica multifactorial, hay varios genes que van a determinar la estructura de la cadera (genotipo), pero estos genes se expresaran en mayor o menor medida según sea la influencia del medio ambiente (alimentación, ejercicio, hábitat, etc.), y de la interacción de estos dos factores (genotipo y medio ambiente), obtendremos como resultado un tipo concreto de cadera (fenotipo).

Las primeras dificultades estriban en saber qué porcentaje de la enfermedad se debe a causas genéticas (para la mayoría de los autores un 70 %) y que porcentaje a causas adquiridas. Para que un animal se encuentre afectado es imprescindible que posea una genética alterada en mayor o menor número de genes, y estos genes se heredan por un complicado sistema de codominancia y penetrancia incompleta, que impide crear un modelo teórico fiable de la transmisión.

En el momento del nacimiento todos los cachorros de Labrador Retriever poseen caderas sanas, y es durante la fase de crecimiento cuando el animal está predispuesto a padecer displasia, porque así está escrito en su código genético, y desarrollará la enfermedad en un grado mayor o menor dependiendo de las condiciones ambientales. La fase más crítica del crecimiento es desde los 3 meses hasta los 8, aunque se ha comprobado que la obesidad en cachorros de tan solo 2 meses puede ser casi determinante para la aparición de la enfermedad. En este corto periodo de tiempo hay que cuidar al máximo los factores ambientales, por ejemplo, la nutrición y el ejercicio.La nutrición es el factor más importante. Deberán evitarse dietas hipercalóricas e hiperproteicas que producirán perros con sobrepeso.

El Labrador Retriever es una raza de crecimiento rápido, alcanzan su talla adulta hacia el año, por tanto, los requerimientos metabólicos durante la fase de crecimiento son muy altos, y cualquier descompensación alimenticia, tanto en proteínas como en energía y oligoelementos, puede ser crucial. Estos oligoelementos, que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos, son los causantes de una adecuada osmolaridad del líquido sinovial, que protege y lubrifica las articulaciones evitando su desgaste, de ahí la importancia de un adecuado aporte de sodio, potasio, cloro, fósforo, magnesio, etc.

Respecto al ejercicio, hay una clara relación entre el desarrollo de displasia y la cantidad de masa muscular, cuanto mayor sea la musculatura del tercio posterior más se estabiliza la articulación y menor será el grado de subluxación de las caderas.

Asimismo, cabe destacar otras pequeñas variables, entre otras el tipo de hábitat del perro; por ello, suelos deslizantes favorecen la laxitud articular  al impedir que el perro se encuentre estable. También en los perros criados en perreras con cierta altura, puesto que se elevan sobre sus extremidades posteriores en su afán investigador ante cualquier ruido, posición que sobrecarga las articulaciones.

Lo ideal sería poder establecer un diagnostico genético de la enfermedad, pero esta posibilidad aún no está al alcance, por lo que hay aunar el diagnóstico radiológico junto con otros datos importantes, por ejemplo, los datos de la progenie.

Los síntomas de la enfermedad son muy variables, y van desde ligeras cojeras hasta imposibilidad para caminar. Ciertos ejemplares afectados presentan un tipo de movimiento característico con pasos cortos que abarcan poco movimiento, ya que las extremidades posteriores sólo se desplazan 45 º en vez de los 110 º que recorre el fémur respecto la cadera en un animal normal; además se produce una descomposición de la espalda, perdiendo la línea dorsal que se curva en un intento de estirar el tronco para avanzar más sin utilizar las extremidades posteriores, también puede producirse una hipertrofia de la musculatura del pecho que se verá sobrecargado al desplazar el perro su centro de gravedad hacia delante. Otro tipo de movimiento característico son los saltos de conejo, el animal se desplaza empujando con ambas extremidades posteriores a la vez evitando realizar los impulsos necesarios para desplazarse en las extremidades de forma independiente.

El tratamiento de la displasia de cadera es muy variable, pueden utilizarse multitud de fármacos antiinflamatorios efectivos, dietas, terapéuticas alternativas como acupuntura y quiropráctica, incluso cirugías con magníficos resultados. Quizá el procedimiento quirúrgico más efectivo sea la osteotomía triple de cadera, cirugía que debe realizarse en animales jóvenes, en torno a los ocho o diez meses de edad, y que aún  no presenten degeneraciones artrósicas en la articulación, siendo esto último condición indispensable para obtener buenos resultados.

Displasia de Codo

Al igual que en el caso de la cadera, se trata de una enfermedad con base genética  en la cual se producen anomalías durante el desarrollo del cachorro que afectan a la articulación del codo, si bien con esta denominación se engloban dos entidades patológicas distintas:

· No unión del proceso ancóneo

· Fragmentación de la apófisis coronoides.

Ambas patologías son lesiones primarias que se estabilizan hacia el año de edad, dando lugar de forma secundaria a la aparición de procesos osteoartrósicos en la articulación del codo.

La causa genética y los factores ambientales son los mismos que para la displasia de cadera; en consecuencia los métodos para la erradicación y control de la enfermedad también serán los mismos, es por ello la necesidad del examen radiográfico de los ejemplares destinados a la reproducción. En el caso del codo, el número de ejemplares que padecen la enfermedad y pueden ser asintomáticos es incluso mayor que para la cadera, de ahí la necesidad de los exámenes complementarios.

El tratamiento dependerá de la severidad de las lesiones y su naturaleza. El tratamiento médico incluye la restricción del ejercicio, control del peso y terapia con antiinflamatorios, con buenos resultados. El tratamiento quirúrgico consiste en la extracción de los  fragmentos de cartílago o hueso desprendidos y estabilización de la articulación para evitar el dolor.

La osteocondritis disecante  de la articulación escapulo humeral también podría estar englobada aquí, aunque la causa genética de esta no está aclarada. En este caso se forma un colgajo de cartílago como consecuencia del desarrollo anormal del hueso subcondral. Este colgajo cartilaginoso no puede nutrirse ni cicatrizar al estar desprendido y cae dentro de la articulación, creando la consiguiente cojera debida al proceso álgido.

Otras osteocondritis pueden producirse en la articulación de la rodilla, afectando el condilo femoral, e incluso en la articulación del tarso creando los respectivos casos de artrosis.

Rotura del Ligamento Cruzado Anterior

No existe una base genética en esta patología pero sí una predisposición de la raza debido a su conformación. La articulación de la rodilla no presenta una construcción demasiado férrea y depende de un gran número de ligamentos y cartílagos para mantenerse estable. Esta articulación se utiliza tanto en el salto como en la propulsión, y dado el peso y morfología del Labrador, las cargas biomecánicas que sufren las rodillas pueden ser excesivas en un salto con desplazamiento o en un giro en carrera con demasiada inercia, en cuyo caso es el ligamento cruzado anterior el que se rompe causando una cojera de aparición súbita.

Para su diagnóstico se realizan radiografías de la articulación afectada y se efectúa la prueba del cajón, en la que se ve el desplazamiento excesivo del fémur sobre la tibia al no existir la sujeción ligamentosa. La reparación quirúrgica es el tratamiento que da los mejores resultados.

Miopatía de la Cola

También denominada cola húmeda, se trata de otra patología que aunque no es exclusiva del Labrador Retriever, sí se da en ellos con cierta asiduidad. Aunque sin trascendencia, ni demasiada importancia, sí es causante de ciertos sustos entre los propietarios de los ejemplares de esta raza. Dicha anomalía consiste en una parálisis flácida de la cola, y llama la atención porque si hay algo en movimiento continuo en el Labrador, es su rabo.

Las causas pueden ser varias: sesiones de caza o entrenamientos intensos, baños en aguas frías o baños antes de una exposición, zonas de descanso inadecuadas (perros confinados en cajas de transporte sin estar acostumbrados, o durante demasiado tiempo), etc.

Se manifiesta como una falta de movilidad de la cola, con incapacidad de ésta para superar la línea dorsal, y existe dolor a la palpación de los músculos de la base de la cola; el pronóstico es siempre bueno, basta con descanso y tratamiento con antiinflamatorios en algunas ocasiones para conseguir una total recuperación. Solo tiene un problema: suele manifestarse el mismo día de una exposición, justo antes de salir al ring, y por desgracia no se resuelve en diez minutos.

Taras Oculares

Escribir sobre las enfermedades oculares más frecuentes de esta raza no significa que el Labrador Retriever tenga más posibilidades que otras razas de quedar ciego en un futuro próximo.

Sin embargo, algunas alteraciones oculares son más frecuentes que otras en esta raza y deben ser observadas por criadores, veterinarios y propietarios a la mayor brevedad posible con el fin de separar estos animales de cualquier programa de reproducción y evitar de esta forma la diseminación de estas patologías. Quizás las enfermedades oculares sean más conocidas en los Retriever dado el gran auge en cuanto al número de ejemplares que existe en Inglaterra y Estados Unidos, países ambos en los que se realizan pruebas exhaustivas a los ejemplares dedicados a la reproducción. La importancia del diagnóstico temprano de algunas de estas enfermedades radica en su base genética y carácter hereditario.

Base genética:

El ejemplo más claro es la atrofia progresiva de retina, enfermedad que se transmite de forma recesiva simple: el genotipo RR será el de un animal sano, y el genotipo rr será el de un animal afectado; dominando el gen R sobre el r. El caso de los animales Rr es el de los denominados portadores; animales sanos que son potencialmente transmisores de la enfermedad y que solo producirán hijos afectados si son apareados con genotipos rr y Rr, de tal forma que solo pueden ser identificados por pruebas de progenie; al examinar los hijos podremos saber que los padres están afectados por una anomalía en este gen y son transmisores de la enfermedad. Por el contrario si apareamos un portador Rr con un animal sano RR no obtendremos nunca animales afectados.

Los ensayos reproductivos son la forma más eficiente de detectar portadores, pero se necesita un gran conocimiento de los pedigríes y hasta siete generaciones para poder dictaminar si un animal es portador o sano; es muy difícil realizar estos ensayos dados los altos costos económicos y su larga duración en cuanto al tiempo.

Otra forma de herencia es la transmisión múltiple o poligénica casos más conocidos son el entropión y la displasia de retina. En este modo de herencia participan varios genes y también las condiciones externas, de modo que el patrón de herencia se hace totalmente irreconocible.

Diagnóstico genético:
Este método diagnóstico va ganando adeptos durante los últimos años. Se trata de una prueba que se realiza con una muestra de sangre que debe ser enviada a los laboratorios de referencia (Optigen o Vetgen), donde por medio de marcadores genéticos se detecta la existencia o no de alelas causantes de atrofia progresiva de retina  (APR) en el Labrador Retriever. Las ventajas de esta prueba son un diagnóstico precoz  de animales afectados o portadores de APR; las pruebas pueden realizarse incluso a cachorros de Labrador Retriever de tan solo tres meses de edad. La otra ventaja fundamental es que las pruebas genéticas son validas de por vida.

Como desventaja caben destacar su alto coste económico, su especificidad de lesión (esta prueba no es válida para detectar el resto de anomalías oculares) y la existencia de ciertos falsos positivos que pueden darse cuando existe un alelo mutante, cuestión esta ultima que parece va a ser mejorada con una nueva actualización de los marcadores de la prueba.

Los análisis de ADN para cualquier prueba pueden ser de dos tipos: específicos y de ligamiento. En los test específicos el análisis se hace directamente sobre el gen implicado en la enfermedad y se requiere, pues, que haya sido identificado previamente la naturaleza molecular de la mutación. En otros casos no es posible realizar la prueba directa debido a que no se ha aislado el gen causante o no se conoce, entonces se recurre a las pruebas de ligamiento, en las que se determina el fenotipo del animal para un segundo gen, fácilmente identificable y que se usa como marcador, y que por estudios genéticos previos se sabe que está localizado en la misma región cromosoma que el gen principal (el implicado en la enfermedad), y muy próximo a él. Cuanto más próximos estén el gen implicado y el marcador, más fiables serán los resultados al disminuir la posibilidad de recombinación entre estos genes. Los test de ligamiento son los realizados por Optigen.

Los resultados de esta prueba categorizan a los animales en tres grupos:
· Optigen A: animal libre de APR

· Optigen B: animal portador del alelo defectuoso y por tanto portador de APR.

· Optigen C: animal afectado de APR al portar dos alelos defectuosos.

Este método diagnóstico también puede realizarse a partir de ADN obtenido de muestras de semen congelado, de forma tal que se puede saber si un semental ya fallecido puede ser adecuado para utilizarlo en nuestro programa reproductivo.
En un futuro próximo se lanzaran al mercado varios test para diferentes enfermedades de carácter genético, entre otros la narcolepsia.

La información aportada por las pruebas genéticas ha de ser utilizada con precaución por los Club de Raza y Asociaciones de criadores, si deciden iniciar un programa de cruces para eliminar o reducir la incidencia de una enfermedad en una determinada raza, ya que el programa de cruces deberá tener en cuenta que se ha de mantener la diversidad genética de la raza. Un programa de cruces radical, como sería cruzar solamente homocigotos  normales (RR, en nuestro caso), llevaría, muy probablemente a la perdida de características genéticas importantes para la raza.

En el examen ocular podemos distinguir las siguientes anomalías:

Microftalmia
Menor tamaño del globo ocular, que queda albergado al fondo de la órbita; puede ir acompañado de conjuntivitis mucopurulenta y lagrimeo. El carácter hereditario en la raza no se ha podido demostrar.

Entropión
Se trata de la inversión de todo o parte del margen palpebral, y puede afectar al párpado superior, inferior o ambos. Esta causado por alteraciones en la tensión de los músculos orbiculares y está influido por factores como la conformación del cráneo, tamaño de la órbita y pliegues faciales. Provoca dolor e irritación con lagrimeo continuo por el roce del párpado contra la cornea y su corrección mediante cirugía resulta fácil. Forma de herencia por transmisión múltiple.

Ectropión

Eversión del margen del párpado inferior que deja expuesta más superficie de la conjuntiva de lo debido, por lo que se producen conjuntivitis frecuentes; al igual que en el entropión, la corrección quirúrgica es definitiva, y se trasmite de la misma forma. La mayoría de los casos de ectropión suelen deberse a alguna injuria o herida mal cicatrizada en el borde palpebral.

Lipidosis corneal

Depósito de lípidos en la cornea que se manifiesta en forma de manchas de color blanquecino en la parte frontal del ojo y que permiten el paso de parte de la luz; generalmente se encuentran asociada a dietas ricas en grasa.

Cataratas hereditarias
Opacidad del cristalino que afecta al animal desde su nacimiento y le provoca una ceguera total; se puede manifestar desde que el perro abre los ojos hasta los dos años de edad, se transmite por un gen dominante.

Displasia de retina

Se trata de una anomalía congénita presente en el momento del nacimiento, en ella se produce una falta de desarrollo del epitelio de la retina con desorganización de las capas externas, lo cual puede provocar incluso desprendimientos de retina. Los animales afectados se detectan como ciegos a las 6-7 semanas de edad, éstos presentan  pupilas dilatadas que no responden a los cambios de luz. Puede aparecer asociada a microftalmia.

Atrofia progresiva de retina (APR)

Actualmente denominada degeneración progresiva de conos y bastones, se trata de la afección hereditaria más frecuente en la retina del perro. En esta enfermedad se produce un fallo enzimático en los foto receptores de la retina, que si afecta primero a los bastones producirá una pérdida en la visión nocturna; en cambio, se producirá primero la pérdida de la visión diurna al afectar a los conos. La retina lesionada presentará zonas de pigmentación, de modo que se clasifica como APR central si afectan al centro de la retina y como APR generalizada cuando las zonas pigmentadas se distribuyen por todas partes.

La APR central es la que suele afectar al Labrador Retriever, se transmite de forma recesiva simple y suele manifestarse con una pérdida gradual y lenta de visión que comienza hacia los tres años de edad. Dado que las alteraciones de fondo de ojo no suelen producir dolor, hay veces en que el propietario no se percata de la enfermedad hasta bien avanzada ésta, de ahí la importancia de los exámenes rutinarios para un diagnóstico temprano. Las primeras manifestaciones suelen ser una pérdida del campo visual central, de forma que el perro observa perfectamente los movimientos laterales, pero no los centrales; se trata de perros que al acudir a la llamada de su amo vienen de forma zigzagueante, para así no perderle de vista, o de animales de caza que en el campo son capaces de seguir un pájaro abatido hasta tierra pero luego en el suelo son incapaces de localizarlo. En los casos de APR central, la visión que más rápido se ve alterada es la diurna, al haber mayor densidad de conos en el centro de la retina y ser esta parte la afectada.

Si encontramos un animal afectado sabremos que los padres son portadores del gen y no deben utilizarse para la reproducción, y los hermanos tienen más de un 50% de probabilidades de portar también el gen.

Otras alteraciones, como la displasia retiniana multifocal, causada por una anormal diferenciación de la retina durante el periodo embrionario, y los depósitos pigmentarios  anormales de melanina en varias partes del ojo se encuentran todavía en estudio, de forma que aún no han sido encuadradas como alteraciones oculares propias de la raza.

A pesar de lo que pueda parecer, el Labrador Retriever es una de las razas más saludables, atléticas y con buena salud; todas las enfermedades listadas anteriormente se producen en muchas otras razas, pero quizá el éxito en la cría del labrador en Gran Bretaña y EEUU, donde es una de las razas más populares, hacen que tengamos un mayor conocimiento de las enfermedades que pueden padecer, lo que no significa que sean más frecuentes en esta raza.

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